Las primeras fases del enamoramiento en una relación a veces oculta cuestiones trascendentes. Aunque dos personas se amen no siempre la pareja que conforman sale adelante. Es obvio que el amor fuerte motiva a las dos partes a luchar para consolidar la pareja. Pero en numerosas ocasiones se engañan, porque la persona que perciben como "perfecta para ellas o ellos", no lo es tanto.

Si se dispone de una individualidad, de una forma de vivir, de pensar y de decidir, la pareja que se elija debe "encajar" en esos parámetros. Aunque ello no asegure que a medida que se superen etapas, no se cambie de pensamiento o de qué se desea. Cuando se emprenden cambios drásticos en los valores, es necesario evaluar si se lo hace porque quieren o para salvar la relación de pareja.

Tampoco se debe omitir ciertas cuestiones, a la hora de formar una pareja estable, para que funcione. No sólo se debe sopesar cómo compartir la forma de ver y entender la vida sino también la importancia que cada uno le asigna o no a este ítem. También las incompatibilidades afectan a las parejas. Y la luz de alerta se enciende cuando uno de los dos desea tener descendencia y el otro no; o ambos poseen ideas políticas o religiosas extremas y opuestas; o escalas de valores antagónicas y estilos o modos de vida disímiles.

Si esas contradicciones se perciben a tiempo se evitará que la relación se alargue en el tiempo. Además, serán antagónicos en la medida que ambos no modifiquen, ni flexibilicen las formas de cómo ven la vida.

Es prioritario analizar si vale o no la pena renunciar a actitudes propias para afianzar el bienestar posterior de una pareja.